jueves, 7 de noviembre de 2013

El crack de 1929, Gran Depresión y su consecuencia en España



En la anterior entrada hablábamos de los felices años veinte, la recuperación económica de las potencias después de la Primera Guerra Mundial y los antecedentes al crack bursátil de 1929. Ahora hablaremos de ese crack y de las consecuencias que produjo, además de un breve inciso en las consecuencias de la España Republicana de esos años.

Especulación en el mercado de valores de Estados Unidos

La especulación llevo al inicio de la desconfianza en el mercado, que comenzaba a dejar bajadas, que se contrarrestaban con subidas en los días siguientes mayores que las bajadas. Tres días son claves, el Jueves negro (24 de octubre), y el Lunes y Martes negro (28 y 29 de octubre). En estos tres días se producen bajadas brutales del Dow Jones. Estos dos últimos días hicieron que el pánico aumentase, y las acciones que antes se vendían obteniendo altos beneficios empezaron a ver bajado su precio por la alta oferta y la baja demanda del mercado de valores.
Las personas, que habían financiado las compras de acciones con créditos, no se vieron en condiciones normales para pagar, y así los bancos perdieron solvencia. A su vez, el Gobierno de Estados Unidos no aceptó en el momento el grave problema que se les venía.
Estados Unidos tenía una estrecha relación con el resto del mundo, con lo cual la crisis económica se propagó por todo el mundo.

¿Qué consecuencias tuvo?

La primera consecuencia fue la subida de tipos de interés y de políticas proteccionistas por parte de los países afectados. El gran defensor del librecambismo, Gran Bretaña, también abogó por estas medidas. Se empezó a cuestionar la validez del liberalismo económico, gracias, principalmente, a John Maynard Keynes y sus teorías keynesianas, sobre la cual el Estado en época de crisis tenía que intervenir en la economía, control que se realizaba con las políticas fiscales.
También, se puso en evidencia a las democracias europeas, surgiendo los primeros movimientos autoritarios y autárquicos, como el nazismo alemán y el fascismo italiano.
En Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt lanza el New Deal, medida intervencionista para reactivar la industria y reducir el desempleo, tomando medidas sobre el sector agrícola o sobre la moneda estadounidense, el dólar.
En Europa Central, más concretamente en la zona de la antigua Prusia, el efecto fue devastador: una de cada cinco personas se quedaron desempleadas, viéndose la producción reducida también en un cuarenta por ciento. En Alemania los préstamos para reconstruir la economía alemana por parte de los Estados Unidos fueron parados. Así, la República de Weimar se vio gravemente perjudicada, y en 1933, el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de Adolf Hitler llegó al poder.

¿Y en España?

En España, la crisis económica derivó en una crisis política: La Gran Depresión coincide con la supresión del sistema dictatorial que llevó a cabo el militar Primo de Rivera, empezando la Segunda República. Esta se vio envuelta en los mismos problemas económicos que venía heredando desde la dictadura, además de problemas sociales. La inestabilidad económica y política y el clima de violencia entre la izquierda y la derecha española llevaron a la consecución de la Guerra Civil española, y su posterior período de posguerra. A pesar de esto, la diferencia política de España con respecto a las otras potencias europeas marcó la imposibilidad de llevar a cabo políticas keynesianas como se llevaron a cabo en el resto de Europa.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Antecedentes a la Gran Depresión: los felices años veinte



Antecedentes
Después de la Primera Guerra Mundial, el panorama mundial se resume en 4 países: Inglaterra, Francia, Alemania y Estados Unidos. El país germano debía a Inglaterra y Francia, ganadores de dicha contienda, lo estipulado en el Tratado de Versalles que entra en vigor en 1920, tanto económicamente como territorialmente (cesión de Alsacia-Lorena, por ejemplo). A su vez, Inglaterra y Francia tenían también deudas con Estados Unidos, ya que este último fue el que prestó dinero al Bando Aliado durante la Gran Guerra, además de después participar.
En resumidas cuentas, después de la Primera Guerra Mundial, los países quedaron debilitados, y el principal beneficiado fue Estados Unidos, que se convirtió en la primera economía mundial, sustituyendo a Inglaterra, que antes de todo esto veía con indiferencia a Estados Unidos y después con total recelo.
Se convierte, por tanto en el primer exportador mundial de materias primas, productos industriales, alimenticios, etc.
Los felices años veinte
Durante 1925 y 1929, mientras, se dan los llamados "Los felices años veinte". Durante esta etapa, se produce un crecimiento económico mundial, igualando la producción justo antes del inicio de la Primera Guerra Mundial. Este crecimiento fue rápido, sostenido y generalizado, consiguiendo que Alemania se recuperase a pesar de sus deudas mundiales firmadas y acordadas (tras numerosas negociaciones), que fueron conocidas allí con el nombre de Diktat (imposición en alemán), que fue criticado por el joven economista de moda en aquella época: John Maynard Keynes. El resumen de su planteamiento, se resumía en su propia frase "si hay que ordeñar a Alemania, no se la puede arruinar antes". Keynes escribiría un libro que pasó en poco tiempo a ser un best-seller, Las consecuencias económicas de la paz.
El desempleo durante esos años también descendió, además del aumento de la producción de acero. Por tanto, nadie esperaba esos años lo que estaba a punto de ocurrir unos años más tardes, lo que dio comienzo al gran período de crisis conocido como La Gran Depresión, el crack bursátil de 1929.

El mercado de valores de Estados Unidos se alzó a partir de 1920. Se produjo por tanto un aumento de la especulación, con lo que miles de norteamericanos se decidieron a invertir en acciones. Antes, los estadounidenses habían preferido invertir en el extranjero, debido a este período de bonanza económica. Tras esto decidieron invertir principalmente en el mercado interior, comprando acciones de empresas situadas en la Bolsa de Nueva York. Según los datos, hasta nueve millones de estadounidenses, de 122 millones que habían) invirtieron, haciendo caso a las falsas predicción de asesores económicos y agentes de bolsa totalmente incompetentes. A esto le sucederá, el crack bursátil de 1929, el cual hablaremos en otra entrada.